lunes, 18 de agosto de 2014

Contexto histórico (1)

Después de leer las primeras páginas del libro y repasar el índice me doy cuenta que el Padre Boll no quiere escribir una biografía del Padre Kentenich, ni siquiera pretende aportar una exposición científica y detallada de su espiritualidad; en el fondo trata sólo de dar un testimonio de todo aquello que él pudo apreciar y constatar de la vida y misión del Fundador de Schoenstatt desde el primer momento en que se conocieron en el año 1959.

Por eso, al presentar el contexto histórico en la vida del Fundador, el Padre Boll no se detiene en los datos biográficos de su niñez y juventud, ni siquiera en el tiempo de su formación al sacerdocio. Podemos leer, eso sí, cómo fueron los inicios del Movimiento desde que el P. Kentenich fue nombrado director espiritual de los estudiantes palotinos en Schoenstatt en el año 1912, cómo creció el Movimiento en Alemania después de la primera guerra mundial y cómo durante la década de los años 1930 y 1940 el Padre Kentenich recibía en Schoenstatt a miles de sacerdotes del clero alemán que asistían regularmente a los ejercicios espirituales que él mismo impartía en la “casa de ejercicios” que el Movimiento construyó en Schoenstatt y que es conocida como la Bundesheim (Casa de alianza). En las diócesis católicas alemanas creció así el Movimiento, ayudado por la influencia de los párrocos que veían en los miembros del mismo una entrega apostólica importante y desinteresada.

Por otra parte con la llegada a Alemania del poder nazi, éste consideró a Schoenstatt y a su fundador como uno de los más peligrosos enemigos del régimen, por lo que muchos sacerdotes schoenstattianos y también el mismo Padre Kentenich acabaron en los campos de concentración, este último en el de Dachau, de donde providencialmente salió con vida en el año 1945.

Es interesante constatar, como bien describe con toda sinceridad y fidelidad el Padre Boll, que para el Fundador de Schoenstatt el futuro de su obra no estaba en Alemania, por lo que pronto inició una serie de viajes por el mundo para llevar a otros países la buena nueva de Schoenstatt. Boll escribe: “Su encuentro (el del Fundador) con la mentalidad latina le permite captar con exactitud las diferencias entre la espiritualidad que existe en América del Sur y la de Alemania. La apertura y la capacidad de entender a Schoenstatt y a su espiritualidad en los pueblos latinos son para él como una revelación: las dificultades que Schoenstatt encuentra en Alemania tienen esencialmente que ver con la “mentalidad germana”, tal como se ha desarrollado allí también en los círculos de iglesia, en último término debido a la reformación protestante. Las resistencias inacabables contra una devoción marcadamente mariana son el resultado de esa forma de pensar y de vivir racionalista.” Hasta aquí el Padre Boll.

La dedicación del Padre Kentenich en los países de la América latina durante los años 1947 y 1951 será determinante para el crecimiento del Movimiento de Schoenstatt en esta región y posteriormente en el mundo. Sólo en contadas ocasiones regresa al lugar de Schoenstatt en Alemania, en donde tiene que constatar que en muchos círculos de la iglesia alemana están surgiendo críticas ante la orientación mariana y pedagógica del Movimiento. Por este motivo el Fundador cree oportuno solicitar al obispo de su diócesis que mande a Schoenstatt una comisión para hablar sobre los diferentes temas. Él deseaba que su movimiento tuviera una aprobación sin reservas de la autoridad eclesiástica.

En mi próxima entrada reflexionaré sobre lo ocurrido a partir de febrero de 1949 con la visitación episcopal en Schoenstatt y todos los acontecimientos posteriores.
El autor de este libro, G. Boll, acababa de conocer por esas fechas la juventud masculina del Movimiento y deseaba entrar en el noviciado de los Palotinos para desde allí, como sacerdote,  servir a los fines y a la misión del Movimiento. El Padre Boll tenía entonces 18 años.


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