lunes, 10 de noviembre de 2014

La misión de María desde Schoenstatt

El fundador de Schoenstatt, Padre José Kentenich, estaba convencido de que la Santísima Virgen tiene desde Schoenstatt una misión especial para la iglesia y el mundo. El Padre Boll, en las páginas de su libro que ahora comento, explica y subraya la idea de que Schoenstatt surgió a partir de una iniciativa divina que se concretó a través de María. Ella se ha establecido en el Santuario de Schoenstatt y allí ha sellado con nosotros una alianza de amor. En primer lugar lo hizo en el acontecimiento histórico del 18 de octubre de 1914 y lo sigue haciendo en cada alianza de amor que se realiza a ejemplo de la primera.

Desde Schoenstatt estamos llamados a “romper una lanza” por María ayudando a que en la teología actual se destaque y valore la posición que Ella tiene en el plan de redención. De ello se deduce también la necesidad de conocer bien el desarrollo de la mariología y de la piedad mariana de nuestros días. Es claro que los primeros llamados a seguir este camino somos los mismos schoenstattianos, teniéndolo claro, primero, y dando a continuación testimonio vivo de ello en nuestro entorno.

En uno de los pasajes del libro el Padre Boll recuerda una reunión que él mismo y otros estudiantes de teología tuvieron con el Padre Kentenich en Milwaukee en los años sesenta. Los estudiantes defendían, a ejemplo de otros teólogos, que María debería ser vista por los cristianos como modelo en la fe. Ante tal aseveración el Padre Kentenich dijo, haciendo mucho hincapié, lo siguiente: “¡No, eso no es suficiente! María ha recibido de Dios una tarea en el orden salvífico del Nuevo Testamento. Ella tiene una misión y Ella actúa. Y su actuación será fecunda en la medida que nosotros nos insertamos en la misma, permitiendo que Ella actúe a través nuestra. Quien crea en ello y quien deje que Ella haga, llegará pronto al convencimiento de que la Santísima Virgen ha recibido de Dios una tarea y el poder de llevar a cabo la misma.”

La historia de Schoenstatt está repleta de situaciones aparentemente desesperadas y sin solución que finalmente se resolvieron de forma increíble. En la fe estamos convencidos de que fue María quien lo hizo. Es una experiencia que todos nosotros, los que hemos sellado la alianza de amor con Ella en el Santuario, podemos también contar en nuestras vidas. Hay una pequeña oración en nuestra Familia que encierra el anhelo y la confianza que nos anima: “En tu poder y en tu bondad fundo mi vida, en ellos espero confiando como un niño. Madre Admirable en ti y en tu Hijo creo y confío ciegamente.”

Es el ejemplo que el Padre Kentenich nos dio: estar firmes y seguros, anclados en el mundo sobrenatural. La realidad de nuestra alianza de amor con María nos hace experimentar que “yo no estoy nunca solo, la Santísima Virgen ha sellado conmigo una alianza, y todo lo que yo hago, puedo hacerlo confiando en Ella”. Este es el núcleo de la misión que tiene la alianza de amor en Schoenstatt para la iglesia y el mundo de hoy.


2 comentarios:

  1. Gracias Paco. Muy interesante lo que cuenta el Padre Boll de la reunión en Milwaukee. Un abrazo, Ángel Sevillano

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  2. Gracias por tus reflexiones, Paco. Un abrazo de Isa y Adolfo

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