lunes, 24 de noviembre de 2014

Pruébenme primero que me aman ..............

Parece que la expresión que el Padre Kentenich pone también en boca de María el 18 de octubre de 1914 ante los congregantes: "pruébenme primero por hechos que me aman realmente", hubiera despertado algún recelo en algunas de las personas que el Padre Boll conocía. Por ello intenta explicar el verdadero significado que esta frase tenía en la mente y en el corazón del joven sacerdote José Kentenich. Quiero pensar que este último tuvo que explicárselo al autor del libro en sus largas conversaciones de Milwaukee.

Está en primer lugar la aclaración de que en el lenguaje y en el sentir del Padre Kentenich la palabra alemana "beweisen" (probar) tiene a menudo el significado de "mostrar" o "expresar". El Padre Boll lo sabía por la cantidad de ocasiones en que le escuchó esta palabra en sus pláticas y conferencias. Siendo así, la correcta traducción al español de  lo dicho por el Fundador aquel día sería: "Mostradme que me amáis ....", o dicho de otra forma "dejad que experimente vuestro amor".

Por otra parte tenemos que recordar que en el mes de octubre del 1914 existía ya una relación entre los jóvenes congregantes y la Santísima Virgen. No se trata por lo tanto de establecer por primera vez esas relaciones. Lo que está en juego ese día más bien es destacar un nuevo nivel en las mismas. El Fundador intenta con estas palabras que los jóvenes comprendan el plan que Dios tiene con ellos: Él quiere fundar en Schoenstatt un lugar de gracias de su santísima Madre y desea para ello la colaboración de los congregantes. Las palabras son por lo tanto una invitación para que le muestren con hechos que se esfuerzan por su santidad. Sería como una competición entre dos personas que se aman y que elevan sus exigencias mutuas de amor en la lucha por una meta común. El "nada sin nosotros" sería por tanto la premisa que Dios ha querido poner para que la acción de la Santísima Virgen se haga presente en su Santuario.

La fecundidad de María en este lugar de gracias viene descrita en otra frase que el Fundador dice (nuevamente poniéndolas en boca de María) en aquel día a los jóvenes congregantes: "Entonces con gusto me estableceré en este lugar y distribuiré abundantes dones y gracias. Entonces atraeré desde aquí los corazones jóvenes hacia mí, y los educaré como instrumentos aptos en mi mano."

Ahora podemos entender que en Schoenstatt se invoque a María con el título de Madre y Educadora. Desde tiempos inmemorables la Iglesia venera a María como Madre, en Schoenstatt estamos convencidos que esta madre acogedora ha recibido de Dios la tarea de educarnos, de hacernos verdaderos discípulos de su Hijo Jesús cuando nos acogemos a su protección.
El Padre Kentenich fue el primero en experimentar esta acción educadora de la Santísima Virgen; al comentar algunos episodios de su niñez y juventud dice textualmente que María "fue la única maestra de su vida". Cuando el Fundador habla de "la fuerza formadora y la sabiduría educadora" de la Virgen, lo dice porque lo ha experimentado él mismo, y por ello está convencido de que María tiene hoy una misión especial como Educadora del hombre nuevo, del nuevo cristiano. Ahora podremos comprender mejor porqué el movimiento de Schoenstatt tiene también la misión de educar y formar al "hombre nuevo".

2 comentarios:

  1. Paco, muchas gracias por la reflexión,

    AS

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  2. Paco, bendito regalo. Jamás lo había pensado de una manera tan cálida.
    La tierra cálida y familiar...

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