lunes, 8 de diciembre de 2014

La imagen de María: Ella es la Inmaculada

(Nota previa: 
Providencialmente debo comentar hoy parte del capítulo que el Padre Boll dedica a los principios más importantes de la mariología del Fundador de Schoenstatt, en este caso la Madre de Dios como la Inmaculada. Y al hacerlo, me siento en la obligación de traer al recuerdo de muchos de mis lectores la figura del predecesor del Padre Boll en las tareas de Asistente Espiritual del Instituto de Familias de Schoenstatt, el que fue padre espiritual y educador de muchos de los matrimonios que pertenecen a las generaciones fundadoras de este instituto, al Padre Rudolf Mosbach de la comunidad de los Padres de Schoenstatt, que falleció el 6 de noviembre de este año a la edad de 93 años. 
Su dedicación en Schoenstatt le llevó a una vinculación muy profunda con el Padre Kentenich, con su persona, su espiritualidad, su  misión de vida y con su Familia de Schoensatt. Todos los que le conocimos, recordamos su esfuerzo por llevarnos y llevar a muchos otros a una vinculación personal con el Padre Kentenich, a dar a conocer su espiritualidad y así servir a todo el Movimiento de Schoenstatt en el sentir y querer del Fundador. ¡Descanse en paz, y que  siga siendo fuente de inspiración para todos nosotros!
Justamente en este sentido pienso en tantas reuniones y conferencias del Padre Mosbach con el tema de la INMACULADA. Valga recordar, para los que le conocieron y fueron sus hijos espirituales, las innumerables citas de la “Jornada de octubre de 1950” del Padre Kentenich y también sus meditaciones y reflexiones a partir de los aforismos del librito “María, signo de luz”. Por su boca hablaba el Padre Fundador. ¡Gracias, Padre Mosbach! ¡Mi esposa y yo le agradecemos públicamente todo lo que hizo en los tiempos de nuestra formación en el Instituto!)



La imagen de María: Ella es la Inmaculada

Hoy, el tema del libro que comento nos lleva a una primera consideración sobre la imagen de María como Inmaculada, imagen que el Padre Kentenich legó a todos sus hijos y que es un principio fundamental de su mariología.

El Padre Boll lo expresa así: “María como Inmaculada se presenta ante nosotros como la persona concebida sin pecado original. Aquella que es desde el primer momento de su existencia “la llena de gracia”. María es la persona plena tal y como el Creador lo había pensado para sus criaturas, el prototipo de la persona en la que la naturaleza y la gracia están entrelazadas de una forma armónica y plena. Ella está siempre y totalmente abierta para Dios y su voluntad, anclada y cobijada plenamente en lo divino, y a la vez plenamente humana, totalmente natural. El entendimiento y la voluntad, el sentimiento y el espíritu están vinculados de forma armónica. Ella es el sueño de Dios sobre el hombre pleno y redimido.”

En las conversaciones que tuvo el Padre Boll con el Fundador pudo captar poco a poco lo que la Santísima Virgen como Inmaculada suponía en concreto para el Fundador, las consecuencias derivadas de esta convicción para su propia vida y para su actuación como educador. Boll confiesa que nunca hasta entonces había encontrado a teólogo alguno que hubiera tomado tan en serio el dogma de la Inmaculada, a ningún teólogo que hubiera tenido tan claro los efectos antropológicos del pecado original como el Padre Kentenich. Él había captado en toda su amplitud lo que significa estar marcados por ese pecado; se refería a él diciendo: “Una ruptura o desgarro atraviesa todo nuestro ser”. Todos nosotros padecemos esa ruptura interna en la separación del cuerpo y del espíritu y alma, en la separación o incoherencia entre mente y corazón, entre vida divina y vida humana natural. Incluso los cristianos ya bautizados y redimidos por Cristo cargamos hasta el fin de nuestras vidas con esa pesada carga.

María, la Inmaculada, está ante nosotros como la “gran señal”, como aquella que al nacer sin el pecado original se vio liberada consecuentemente de las consecuencias del mismo. Ella es la persona plenamente redimida a la que todos aspiramos desde lo más profundo de nuestra alma. Ser aquella persona en lo que lo natural y lo sobrenatural estén orgánicamente entrelazados.

(Continuará el próximo lunes)

1 comentario:

  1. Paco, muchísimas gracias por poner el tema de la Inmaculada en este día. Muy acertado. Emocionante leer al Padre Mosbach. Un abrazo, Ángel Sevillano

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