lunes, 26 de enero de 2015

Una piedad mariana esclarecida

Después de haber leído lo publicado hasta ahora en este Blog, está claro que el Padre Kentenich transmitió a muchas personas con su vida y su testimonio una vinculación estrecha a la Santísima Virgen, y que el Movimiento por él fundado propone e intenta vivir también esta relación con Ella como un camino de vida. Esta vinculación va más allá de una piedad emocional tal como se cultiva en muchos lugares de nuestro entorno católico.

Para el Fundador de Schoenstatt la Madre de Dios tiene una tarea especial también en la Iglesia de hoy. Él quiso que sus hijos espirituales ayudaran a clarificar teológicamente la imagen de María, y que con sus vidas mostraran la piedad mariana que los tiempos actuales exigen. En muchos cursos, retiros y conferencias transmitió a las diferentes comunidades y grupos esa imagen de María, convencido de que ésta era la misión y el carisma de Schoenstatt.

Es bueno recordar que en Alemania durante los años transcurridos entre las dos guerras mundiales surgió un movimiento juvenil católico vigoroso que vivía una corriente teológica cristo-céntrica y litúrgica muy fuerte. Para ellos la piedad mariana que se vivía en el pueblo cristiano católico era trasnochada y contraproducente. El Padre Kentenich deseaba superar las visiones estrechas y miopes típicas de aquellos años, como fueron “Cristo o María”, “liturgia o piedad popular”, “Sagrada Escritura o prácticas piadosas tradicionales”. Su respuesta consistió en unir todo ello en una totalidad orgánica que fuera respuesta adecuada a los tiempos actuales. Frente al peligro de un intelectualismo provocado por una forma de pensar mecanicista, el Fundador de Schoenstatt deseaba fortalecer no solo las raíces racionales de la fe, sino también las irracionales y sobrenaturales. Por eso consideraba que una veneración viva a la Santísima Virgen era una ayuda que Dios nos ofrece para conseguir ese fin.

El Padre Boll nos recuerda en su libro haber escuchado al Padre Kentenich citar en muchas ocasiones una frase del Papa Pio X en su encíclica “Ad diem illum”: un auténtico amor a María regala una comprensión vital y revitalizadora de Cristo – “vitalis Christi cognitio” – que va mucho más allá de un entendimiento puramente intelectual. Quien quiera acceder a este misterio solamente desde la dogmática tendrá muchas dificultades en entender el núcleo de esta fórmula, porque ésta es la expresión de una experiencia religiosa vivida y probada desde siempre en el pueblo de Dios. Recordamos en este contexto el conocido y viejo adagio “per Mariam ad Jesum – a través de María a Jesús”
En la práctica pastoral del Padre Kentenich y del Movimiento de Schoenstatt el adagio citado se ha transformado en este otro: “Por Cristo, con María, en el Espíritu Santo, al Padre”. ¡Hacia el Padre va nuestro camino ….…!

(Nota personal: La reflexión que nos transmite el Padre Boll en este capítulo nos aclara perfectamente la afinidad del Padre Kentenich con el alma latina [América del Sur y Península Ibérica]. En ella veía el Fundador un suelo fértil para que la semilla de Schoenstatt creciera, facilitando así una nueva primavera mariana en la Iglesia universal. El crecimiento y la vitalidad del Movimiento en el continente americano así lo atestigua).

No hay comentarios:

Publicar un comentario